Por Miles Christi
Martes de la 2ª semana de Cuaresma
Día 14 – Meditación del 2 de Marzo
Se comienza con la Oración para iniciar la meditación, en el librito de Oraciones de Miles Christi #27.
- Jeremías en medio de un contexto histórico de hambruna y calamidades expresa una sentencia muy fuerte: “Maldito el hombre que confía en el hombre” (Jr 17,5). Comenta Mons. Straubinger: “Es ésta una de las luces más grandes y fundamentales que nos da la divina revelación. A medida que ella nos hace crecer en la fe y en la admiración de Dios, nos quita toda ilusión humana sobre nosotros mismos y sobre nuestros semejantes en la naturaleza caída”.
- Ahora, no nos deja Jeremías en la desesperación pues agrega: “Bendito el hombre que confía en el Señor y en él pone su esperanza” (Jr 17,7). Esa esperanza no quedará sin cumplimiento incluso en medio de las circunstancias adversas, porque Dios es nuestro Creador, nuestro Señor y nuestro Fin. Sólo volviendo a Él somos nosotros en Él.
- Jeremías advertía la llegada de la muerte para el Reino de Judá. Y ni eso debe desesperarnos: “Para el cristiano, la muerte no es la derrota sino la victoria: el momento de ver a Dios; la muerte para hallarlo, la eternidad para poseerlo. La muerte para el cristiano no es el gran susto, sino la gran esperanza” (San Alberto Hurtado).
- No existe situación alguna en la que no nos consuele la esperanza en Dios. Ciertamente ¡nunca se debe perder!
- Hurtado habla de la muerte de quien ha vivido según Dios. Y ésa es la trascendental enseñanza de Jesús en la Parábola del hombre rico y del pobre Lázaro:
“No hay sino un solo bien verdadero para seguir: salvar el alma; y no hay sino un solo mal que evitar a toda costa: la condenación eterna” (San Francisco Javier).
- El hombre rico de la Parábola terminó “en el Hades”, es decir, en el infierno, el abismo, la morada de los muertos eternamente; es decir, cayó en la condenación perpetua. Pero no porque sencillamente participaba en banquetes sino porque no ponía al servicio de los demás los ricos dones de Dios recibido. Atención: ¿cómo ponemos al servicio de Dios y el prójimo lo que Él nos dio a modo de préstamo? De todo habrá que dar cuenta.
- Al pobre Lázaro “lo llevaron al seno de Abraham”, no sencillamente porque fue pobre, sino porque como dice el Salmo de hoy: “Dichoso el hombre que confía en el Señor” (1,1).
Pensamiento Josefino, 2. A José encomendemos a diario el destino final de nuestras vidas. Así como él atrajo a Jesús y María al momento de partir de este mundo, pidámosle que en el día de nuestra muerte nos traiga a Jesús y María para compartir con Lázaro el seno de Abraham.
Se cierra con la Oración para terminar la meditación, en el librito de Oraciones de Miles Christi # 28.
Gracias Miles Christi!